
BREVE HISTORIA DE LA DANZA ORIENTAL
TERMINOLOGÍA E HISTORIA
Respecto a la terminología, esta danza milenaria es conocida popularmente como “danza del vientre”, aunque en árabe es conocida como “Raqs Sharki” (“danza oriental” o bien “danza que viene del este”). Otra nomenclatura es “Raqs Beledi” (“danza popular”), o bien “belly dance” (“danza del vientre”en inglés), procedente de una errónea transcripción del término “beledi”.
La danza oriental es una danza milenaria cuyos orígenes nos resultan inciertos hasta hoy. Ni siquiera sería del todo preciso referirnos a esta disciplina artística únicamente como “danza árabe”, ya que no estaríamos contemplando el hecho demostrable de que tuviera una influencia faraónica, fenicia, turca, nubia o bereber.
No sólo es complejo determinar geográficamente sus orígenes, sino también la primera razón de ser que pudiera haber tenido desde su nacimiento. Según el hallazgo de distintas figuras humanas (estatuas de más de 8000 años de antigüedad), imágenes, pinturas en muros palaciegos, sobre todo en Ur (Mesopotamia, Irak actual), algunos afirman que éste pudiera ser el origen geográfico de esta danza antigua.
Sea como fuere, tradicionalmente existe tanto en Oriente Medio como en África del Norte. Hoy día, además, constituye en sí misma una danza como una disciplina propia, así como lo son el jazz o la danza clásica. No sería correcto tratarla como una danza folclórica.
Por otro lado, parece ser que en sus orígenes esta danza estaba asociada a la fertilidad y a los poderes de la “diosa madre”, es decir, como tributo o ritual hacia esta cualidad mágica de la mujer. Sus orígenes están asociados a la religiosidad y a algo sagrado. Con el tiempo, fue tornándose en una danza popular. Atravesó diversas épocas de florecimiento y decadencia según distintos períodos históricos, hasta convertirse incluso en una danza folclórica, improvisada, aunque más tarde en una disciplina ejecutada por parte de bailarinas profesionales que, parece ser, coreografiaban sus actuaciones.
En cualquier caso, ha pertenecido, en sus orígenes, a la mujer y a las mujeres que, rodeadas en círculos, estaban conectadas con la circularidad del movimiento de los astros y la naturaleza.
A propósito de estos círculos de mujeres, se cree que, como danza de la fertilidad, en diversas culturas, distintos grupos de mujeres danzaban alrededor de la parturienta para infundirles energía y sabiduría para su momento mágico. Por otro lado, otras danzaban en representación del momento de parto, con fuertes movimientos de contracción muscular, o bien ondulaciones.
En la lejana época faraónica se ha demostrado que las sacerdotisas oficiaban mágicos rituales hacia la “diosa madre”, según figuras halladas de bailarinas semi desnudas o con telas transparentes. Parece ser, por tanto, que la desnudez estaba asociada a algo sagrado y no a algo vergonzoso, como se creyó tiempo más tarde. Este período termina con la derrota de Cleopatra y la conquista romana a principios del siglo I a.C. Llegaría más tarde una etapa de oscurantismo y prohibiciones por parte de las tres religiones: judía, cristiana y árabe. Sin embargo, gracias a la maravillosa historia de la mujer que fue transmitiendo esta danza de generación en generación, pese a todo, ha podido continuar viva, evolucionando, pero sin dejar de ser nunca una danza conectada a lo circular, ondulante o vibratoria, de infinitos grupos de mujeres.
Hacia el siglo VII d.C:, con la declaración por parte del Califa del año 622 como el primero de la era musulmana, se prohíbe la representación pública de la danza y el canto. Hacia el siglo XIII asistimos a una radicalización del Islam y con ésta, al declive de las artes durante esta etapa.
En el siglo XIX tras haber sido prohibida en la vía pública la danza por parte de Mohamed Ali, muchas bailarinas fueron desterradas. Es en esos tiempos donde grupos de hombres representaban esta danza, incluso con indumentaria femenina.
No obstante, ya en Occidente asistimos a un interés, cada vez más acentuado, por lo exótico y lo oriental. Sobre todo, españoles y franceses que, en su etapa imperialista, se interesaron por estos universos. Se han hallado referencias de textos y pinturas de esas épocas que, si bien nos acercan imágenes y sensaciones de esta danza oriental, también dejan muestra de interpretaciones erróneas del momento.
El siglo XIX, sin embargo, se trata de un siglo de máximo esplendor, de gran vida artística, donde inlcuso las bailarinas dirigen sus propios espectáculos. Un de las figuras más representativas de ese momento, y tal vez la primera bailarina árabe conocida, fue Shawq y su discípula, Shafiqa la Copta. Junto con ellas, figuras importantes como: Taheia Carioca, Jamila Salimpour, Badia Masabni, Fatima Djemille, hekmet Fahmy, Samia Gamal, Nagwa Fouad, Naima Akef, Hajar Hamdi, Beba Ezeddin, Amina Mohamad y muchas más.
En cualquier caso, se trata siempre de una danza misteriosa, que combina movimientos ondulantes, suaves y fluidos, con movimientos enérgicos y vibraciones, disociando y coordinando las diversas partes del cuerpo. Una danza mágica que otorga beneficios físicos y espirituales, de conexión con una misma y con las demás mujeres del mundo.
